Siempre ha sido una de las preguntas más planteadas, pero ahora tras la crisis del coronavirus cobra mayor relevancia: ¿comprar o alquilar? Conocer qué compensa más pasa por analizar tanto la situación personal y financiera del interesado como la del propio mercado.
Pros de la compra
- Inversión a futuro. Comprar para alquilar o para revender cuando se revalorice son algunas de las opciones que puedes barajar con esta opción.
- Personalización de la vivienda. Lo bueno de ser el propietario es que puedes decorar y reformar a tu gusto sin depender de un tercero.
- Patrimonio. Uno de los objetivos de casi todos los españoles es comprar una vivienda para en un futuro tener un lugar donde jubilarse y dejar un patrimonio a los hijos. La opción de compra genera tranquilidad a futuro.
Contras de la compra:
- Desembolso inicial elevado. Al optar por la compra serán necesarios unos ahorros cuantiosos que, por lo general, los jóvenes no suelen tener.
- Más papeleo inicial. La firma de hipoteca, de escritura y el resto de las gestiones conllevan un papeleo y una inversión en tiempo mayor.
- Gastos de mantenimiento. Además de la hipoteca mensual, se tendrá que hacer frente a una serie de gastos de mantenimiento de la vivienda, comunidad, derramas, seguros, etc.
Pros del alquiler:
- Flexibilidad. La posibilidad de cambiar de vivienda en función de las necesidades de cada momento -ampliación o reducción de la familia, cambio de trabajo, etc.-.
- Desembolso inicial menor. Cierto es que cada vez se piden más requisitos para formalizar un contrato de alquiler pero, aún así, el desembolso inicial será mucho menor que en una compra de vivienda.
- No hay gastos de mantenimiento. Cualquier gasto de mantenimiento correrá a cargo del propietario, el inquilino se ahorrará esta parte, al igual que las derramas, comunidad y seguro de hogar.
Contras del alquiler:
- Incertidumbre. Al igual que existe una mayor flexibilidad para cambiar, también existe mayor incertidumbre al no ser propietarios puesto que cabe la posibilidad de no renovación del contrato o subidas de alquiler.
- Poca personalización. Los cambios y reformas que se permitan en la vivienda siempre dependerán del propietario.
- No inversión a futuro. No existe la posibilidad de sacar rendimiento a la vivienda en un futuro ni de contar con un inmueble en propiedad al finalizar el pago de la hipoteca.
Fuente: fotocasa.es